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Jardinería y Terapias

 #jardinería #terapias #plantas #jardineros #cosecharplantas #cosecharflores El manejo del suelo , semillas o plántulas de plantas,...

sábado, 26 de febrero de 2011

Lamió blanco - Lamium álbumj


El lamió blanco (Lamium álbumj) llamado impropiamente ortiga (centro), tiene una flor que parece haber sido creada para recibir la visita de los abejorros.

La floración tiene lugar en noviembre y, al revés de la verdadera ortiga, el lamió no tiene pelos con líquidos que irriten la piel.

El néctar está profundamente oculto en el fondo del nectario, y sólo insectos que disponen de una larga trompa pueden alcanzarlo, en este caso, los abejorros. Ciertas mariposas poseen también una larga trompa; sin embargo, no visitan las flores del lamió. ¿Por qué? Porque sus alas rígidas serían un impedimento para introducirse entre los labios de la planta, cosa que el abejorro hace con facilidad.

Al realizar esto, el abejorro roza los estambres. Entonces se cubre de polen y deja, al mismo tiempo, sobre ese estigma, el polen de otra flor, visitada anteriormente. La polinización cruzada se asegura de tal modo. El mecanismo de dicha polinización aparece reproducido esquemáticamente (abajo, derecha) en otra flor.

Pero a veces estas flores que confían exclusivamente en los abejorros para la polinización pueden ser burladas. Ciertas abejas salvajes no consiguen alcanzar el néctar, porque poseen una trompa muy pequeña.

Entonces penetran en la flor por fractura (abajo, izquierda). Practican una abertura en el cáliz, en el sitio del néctar, y lo liban, sin haber cumplido una tarea útil
Existe, pues, entre las plantas citadas y los abejorros una verdadera simbiosis, una asociación que se basa en un servicio mutuo. El delito cometido por la abeja salvaje es una forma particular de parasitismo.

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viernes, 25 de febrero de 2011

Las comunidades de Plantas


Los animales no son los únicos que viven en grupos, comunidades o colonias. Las plantas hacen lo mismo, y quien observa la naturaleza con atención sabe que las características del suelo y las particularidades topográficas no son las únicas que definen el carácter de un paisaje, sino que también contribuye a ello el conjunto de la flora.

Dicho de otra manera, la vegetación tiene también una gran importancia. Aunque el hombre haya modificado considerablemente el paisaje, construyendo fábricas y trazando caminos donde antes sólo había bosques y malezas, todos podemos comprobar aún, sin mayor esfuerzo, que la vegetación difiere según los lugares.

Se pueden distinguir varios tipos de vegetación, según nos encontremos en un bosque, entre malezas, en un campo de pastoreo o en una planicie cubierta de musgo. Digamos además que los bosques difieren entre sí: un bosque de hayas es más sombrío que un bosque de encinas o de abetos; tan sombrío, que pocas plantas pueden vivir en él.

La ilustración representa un bosque con diferentes especies vegetales. Hay en él claros, y las cimas de los árboles no se unen arriba hasta formar un techo de follaje (abajo). Numerosas plantas conviven con estos árboles: arándanos, hongos, heléchos, etcétera.

En la actualidad hay una nueva rama de la botánica que se ocupa de estudiar las asociaciones de las plantas; esta ciencia nueva se llama sociología de las plantas o ciencia de la vegetación. Un bosque de hayas, un bosque de abetos, un bosque con diversas variedades, son ejemplos de comunidades de plantas.

Pero se pueden encontrar igualmente grupos de asociaciones en una misma pradera, en un seto o en un foso. Las comunidades o asociaciones de plantas se caracterizan por su aspecto exterior y también por las especies que las componen.

Además es interesante observar que ciertas comunidades se reparten en capas o pisos, lo cual puede ser fácilmente verificado en el bosque: en el piso superior se encuentra la copa de los árboles, agitada por el viento; más abajo los matorrales, donde resuenan los trinos de los pájaros; más abajo todavía, las hierbas, y finalmente el musgo, donde viven las hormigas y los coleópteros. El lector que quiera observar el bosque con atención, fácilmente descubrirá los pisos que acabamos de citar.

jueves, 24 de febrero de 2011

Insectos - fundamentales para las plantas


Puede suceder que, después de haber leído el post precedente, el lector piense que en "la atracción de las flores" hay una cierta exageración literaria.

No hay tal. Queremos demostrar, con otros ejemplos, hasta qué punto las flores se esfuerzan por atraer a los insectos, cuya visita es indispensable para asegurar la continuación de la especie. Esos insectos, mensajeros de amor, efectúan la transmisión del polen.

Las flores son hijas del sol, igual que los insectos, por lo menos en su gran mayoría. Pero existen mariposas nocturnas, como las esfinges del pino, que pueden asegurar la transmisión del polen entre flores que exhalan su perfume principalmente durante la noche (arriba). Por ejemplo, el olor penetrante de la campanilla atrae fuertemente a las esfinges del pino.

Y para facilitar todavía más la tarea de sus huéspedes, las flores no sólo abren sus pétalos a la caída de la noche, sino que cambian de color y se vuelven blancas para que en la obscuridad puedan ser más fácilmente visibles.

El néctar se encuentra en el fondo del nectario, pero la naturaleza ha dotado a esta mariposa de una trompa lo suficientemente larga para que pueda alcanzarlo (la espiritrompa, que en reposo se arrolla).

Las flores ofrecen una recompensa a sus visitantes; pero no todas las visitas son bien acogidas. Se comprueba, en efecto, que las flores tienen preferencias por ciertos insectos. Una disposición particular de los sépalos, una forma determinada o, más aún, la profundidad en que se encuentra el néctar a veces, indican que las flores tienen inclinación por determinado insecto.

Se podría decir que los insectos que aseguran la fecundación deben disponer de la llave necesaria para llegar a la cámara del tesoro. Se trata, naturalmente, de una metáfora para referirnos a la forma del insecto o a la longitud de su trompa.

miércoles, 23 de febrero de 2011

Los Parásitos en Jardineria - los hongos


Los parásitos son particularmente numerosos en el mundo de los hongos: citemos como ejemplo el hongo llamado armilaria de miel (Armillaria mellea), que no tiene el gusto que hace suponer su nombre, sino el color, entre amarillo y tostado.

El micelio o parte vegetativa de los hongos no se encuentra solamente en el suelo, sino también y sobre todo en las ramas, en las cepas y en los troncos de todos los árboles, vivos o muertos, particularmente entre la madera y la corteza.

Después de algunos años, el micelio forma ramificaciones luminiscentes, que probablemente son las que han dado origen a las leyendas sobre luces misteriosas en el bosque. Esas ramificaciones pueden parecer muertas durante años, y luego, de pronto, formar filamentos blancos, que suben muy arriba en el árbol y dan origen a los esporos.

Este hongo, aunque se encuentra también sobre madera muerta, tiene predilección por los árboles vivos y sanos, sobre todo pinos y castaños, a los cuales perjudica enormemente. El hongo de miel, si invade un bosque, puede provocar una verdadera catástrofe.
Hay ciertas plantas que son parásitas de las raíces.

La más espectacular de ellas es, sin lugar a dudas, la Rafflesia arnoldi, que se encuentra en los bosques de Sumatra y que produce las flores más grandes del mundo. La ilustración permite imaginar el tamaño de la flor, que está dibujada proporcionalmente al tamaño del indígena de talla normal.

Sir Stamford Raffles y el doctor Arnold descubrieron esta flor parásita, que crece entre las raíces retorcidas de las plantas trepadoras. No hay ninguna hoja y la flor sale de las raíces de la planta nutricia. El diámetro de la flor puede ser de 1 m., en tanto que la parte interior, que contiene los estambres, mide hasta 30 cm.

Los pétalos tienen un espesor que varía de 1 cm. a 2 1/2 cm. Son pulposos y tienen un color carne y amarillo con motas. Los capullos no abiertos parecen repollos y necesitan hasta un mes para alcanzar su tamaño normal. Estas flores gigantes se marchitan al cabo de varios días y despiden un olor desagradable, que atrae gran cantidad de moscas, que aseguran la fecundación. Pesa alrededor de 7 kg.

martes, 22 de febrero de 2011

Insectos en los Jardines


El cínips no alcanza nunca a medir más de 5 mm. y son numerosas sus especies, dispersas en todos los países. Es el principal insecto productor de agallas, pero existen igualmente mosquitos y avispas productores de nueces de agallas. Se considera muy importante el estudio de las diferentes clases de agallas y se le da el nombre de cecidología.

La ilustración, aparte de las nueces de agalla de la encina, representa otra especie de agalla, de forma irregular, v que en el grabado aparece considerablemente aumentada. La contarinia, parásito nocivo, provoca la caída de las peras apenas formadas.
La aventura sobre una hoja tiene numerosos aspectos; los pulgones la transportan a otro decorado, alimentándose de los jugos de la? piartas, sin despreciar —como ya lo sabemos— a los rosales. Los pulgones se alimentan del jugo de la planta prácticamente sin parar y segregan al mismo tiempo un líquido dulzón que atrae enormemente a las hormigas.

Se podría decir que ciertos pulgones son las "vacas lechera" de las hormigas, las cuales no desdeñan rungún artificio para acelerar la producción de su "ganado". La familia de los áfidos o pulgones comprende algunas especies muy nocivas, como el pulgón lanígero (Schizoneura lanígera), terrible plaga de los frutales, y la filoxera (Phyloxera aritifolii) de origen americano.

He aquí otro ejemplo de aventura que nos ofrece la naturaleza. En primavera encontramos a veces sobre los tallos algunas masas espumosas, en las cuales se esconden las larvas de una especie de cigarra y que rodean su cuerpo con una substancia que ellas mismas segregan. Para respirar deslizan la parte trasera de su cuerpo y en el momento de la espiración el aire atraviesa el jugo y forma la espuma, la cual representa una protección contra las hormigas, que se vuelven atacantes cuando ésta ha desaparecido. Las masas que rodean a la chicharrita espumosa (Ptyelus espumarius) se conocen con el nombre de "saliva de cuclillo".

Generalmente, los machos de los pulgones poseen alas y las hembras no (arriba, izquierda). Es de hacer notar, también, que no es siempre necesario que las hembras, sean fecundadas para asegurar la supervivencia de la especie, pues hay partenogénesis.

lunes, 21 de febrero de 2011

Las Flores - Atracción y polinización


La importancia biológica de una simbiosis no depende siempre de una coexistencia más o menos larga ni de un contacto permanente entre los asociados. Puede suceder que un encuentro muy breve sea para uno u otro compañero muy beneficioso o importante. La polinización proporciona muchos ejemplos de contactos fugitivos, pero de amplio significado para los miembros de una simbiosis libre.

Las flores, cuando las plantas son de semilla, sólo pueden producir simientes con facultades germinativas si el polen de los estambres es llevado al estigma del pistilo. Esta operación interesante y extraordinaria se llama en biología polinización.

Estudios muy profundos han demostrado claramente que la naturaleza prefiere operar por polinización cruzada, o sea que el polen de una flor no fecunda su propio estigma, sino el de otra flor, perteneciente a la misma planta o a otra. La diseminación del polen está asegurada por el viento para numerosas especies florales que, en tales casos, son generalmente pequeñas, inodoras y no contienen miel (polinización anemófila).

La gran mayoría de las plantas que floran vive en simbiosis con los animales, principalmente con los insectos en las regiones templadas, pero también con los pájaros (colibríes) y con algunos murciélagos, en los trópicos. Estos seres se encargan de poner el polen en contacto con los estigmas de otras flores de la misma especie.

Los animales, por este servicio, son pagados con el néctar que recogen. Mientras realizan dicha tarea, recoger el néctar, las abeas, los tábanos, las moscas y las mariposas entran en contacto con los estambres y se cubren de polen. Al visitar otras flores transmiten el elemento reproductor.

Las flores disponen de varios medios para atraer a sus huéspedes. A unos los llama el olor exhalado por las flores, a otros la forma o d tamaño de ellas; algunos se sienten seducidos por colores deslumbrantes. Se produce así una selección entre los insectos polinizadores. Algunos reaccionan principalmente al color azul, otros al rojo o al blanco.

Para hacer la flor todavía más atrayente (arriba, izquierda), además de las hojas verdes ciertas planta; poseen en el extremo de sus tallos otras de un color más llamativo aún que sirve de marco a la flor. Y algunas flores. hasta el uso de ciertos signos, para indicar el camino que conduce al néctar. Aunque el hech: parezca inverosímil, no hay que ir muy lejos para encontrar un ejemplo de lo dicho.

La miosota, cuya flor es llamada nomeolvides presenta esta notable característica El néctar está escondido en el fondo de la corola y la entrada al conducto se indica por un circule amarillo. Esas marcas se llaman círculo miel.

Esta atracción que ejercen las flores tiene mo finalidad la búsqueda de colaboradores que contribuyan a la conservación y la propagación de la especie. En ciertos casos, hay plantas que continúan buscando colaboradores despue-la fecundación; el fin no es entonces reproducirse, sino más bien la difusión de la especie.

Existen plantas que en otoño están cubiertas de bayas de vivos colores, que encantar, a los pájaros. Esas bayas son frutos que contienen semillas. Ahora bien, el pájaro come la baya, y las semillas, no asimilables, son evacuada; luego de pasar por su aparato digestivo. El ave, al eliminar las semillas, asegura su dispersión en lugares a veces muy alejados de la planta madre.

domingo, 20 de febrero de 2011

Plantas Parásitas


Debemos señalar que el parasitismo no es un modo de vida exclusivo del mundo animal, porque existen numerosas plantas parásitas. Podríamos citar, en primer término, un número impresionante de bacterias y de hongos; pero a pesar del interés que ofrecen, no podemos concederles nuestra atención, porque hay bastantes plantas parásitas más conocidas y que, además, se prestan mejor para ser ilustradas.

Una de las más características es el muérdago (Viscum álbum), que vive sobre las ramas de ciertos árboles como el álamo, el peral, el manzano y, sobre todo, la encina. Plinio el Viejo, el naturalista romano que pereció en el año 79 de nuestra era, a consecuencia de la erupción del Vesubio, contaba que los druidas concedían misteriosas virtudes al muérdago, que cada año cortaban con gran pompa, sobre la encina sagrada, utilizando una hachuela de oro.

El muérdago no echa raíz en el suelo como todas las plantas normales, sino que se prende a la corteza de una rama; los jugos de la planta le sirven de alimento, por lo cual el muérdago es un verdadero parásito.

Las semillas son diseminadas generalmente por los pájaros y, si caen en un lugar cualquiera de la rama, se observa muy pronto la aparición de una pequeña raíz, que se vuelve en todas direcciones hasta alcanzar la corteza a la cual se pega formando una especie de cápsula.

Del centro de ésta sale una excrecencia, que penetra en la corteza y llega a la parte leñosa de la rama. Esta excrecencia se llama buzo y alrededor de ella la rama de la planta nodriza forma en seguida una nueva capa leñosa, el famoso anillo anual. Una serie de capas celulares se forma cada año a nivel de la excrecencia, que se va agrandando.

Luego aparecen pequeñas raíces que, a su vez, desarrollan nuevas excrecencias. Paralelamente al crecimiento de las raíces, se asiste al desarrollo de la planta al aire libre y así vemos cómo aumentan de volumen las ramas y las hojas.

sábado, 19 de febrero de 2011

Hoja Verde - una aventura natural


¿Quién no conoce esas pequeñas manzanitas brillantes que se forman bajo las hojas de la encina? (arriba, derecha). Antaño, contaban los viejos pastores que esas bolitas eran huevos de brujas.

La ciencia es más precisa: si cortamos en dos esta agalla de encina, descubriremos en su interior un pequeño gusano, que en la ilustración está representado con un considerable aumento . Se trata de la larva de un cínips, el Diplolepis quercus folii.

Esta larva no tiene patas y se alimenta de las espesas paredes de su prisión. Si la agalla es abierta hacia fines del otoño, generalmente la larva ya ha cumplido su metamorfosis.

El cínips es un insecto himenóptero de apariencia frágil y la agalla de la encina es el resultado del ataque de este insecto al árbol. La hembra del cínips hace una picadura en una hoja tierna de encina y deposita su huevo en la incisión. Al picar, el insecto inyecta igualmente una materia excitante, que mueve a las células vegetales a dividirse y a producir una excrecencia, que muy pronto encierra al huevo y más tarde a la larva.

Ésta no se contenta con alimentarse del tejido vegetal, sino que también inyecta un líquido, con el fin de que la excrecencia se agrande hasta formar la agalla, o nuez de agalla. La subsistencia de la larva del cínips está, pues, asegurada y es la planta misma la que proporciona a las células de la agalla las materias indispensables para su desarrollo, asegurando a la larva una vida despreocupada.

¿Es colaboración entre compañeros con ventajas para los dos? No lo creemos. La única beneficiaría es la larva, y no vemos en qué la agalla puede beneficiar a la encina, aunque debemos agregar que tampoco sufre por ello y que una hoja puede soportar varias agallas sin que su crecimiento se vea retardado o sin que se marchite más rápidamente. Esta aventura sobre una hoja verde es, pues, otra de las maravillas de la naturaleza.

viernes, 18 de febrero de 2011

Kenaf - Hibiscus cannabinus


Nombre científico
Hibiscus cannabinus.

Origen
Sudeste de Asia.

Clima
Es poco resistente a fríos intensos y heladas. Crece mejor a pleno sol. En el invierno, hay que proteger la parte basal con paja para mantener la planta de un año a otro.

Descripción
Subarbusto o planta herbácea; anual, bianual o perenne, con tallos largos y erectos que ramifica en la base. Sus hojas son palmadas, con 3 a 7 lóbulos angostos de bordes dentados y el ápice redondeado, con largos pelos duros. Posee flores grandes, solitarias o en grupos de 3 a 5, que nacen en las axilas de las hojas superiores. Los pétalos son amarillo-cremosos y tienen una mancha oscura en el centro. Los estambres son numerosos y están unidos por los filamentos. El fruto es una cápsula que encierra una gran cantidad de semillas negras. Se reproduce por semillas.

Suelo
Debe ser fértil y bien drenado. No resiste el encharcamiento.

Usos
Como individuo aislado en canteros floridos, y también en jardines de roca o sobreelevados. Existen variedades de uso textil. Es muy apreciada por sus flores de gran tamaño.

Cuidados
Conviene ubicarla en lugares protegidos de los vientos. El riego debe ser moderado. Se siembra en la primavera en jardineras y se trasplanta a las pocas semanas al lugar definitivo. Suele ser atacada por caracoles y babosas.