Los parásitos son particularmente numerosos en el mundo de los hongos: citemos como ejemplo el hongo llamado armilaria de miel (Armillaria mellea), que no tiene el gusto que hace suponer su nombre, sino el color, entre amarillo y tostado.
El micelio o parte vegetativa de los hongos no se encuentra solamente en el suelo, sino también y sobre todo en las ramas, en las cepas y en los troncos de todos los árboles, vivos o muertos, particularmente entre la madera y la corteza.
Después de algunos años, el micelio forma ramificaciones luminiscentes, que probablemente son las que han dado origen a las leyendas sobre luces misteriosas en el bosque. Esas ramificaciones pueden parecer muertas durante años, y luego, de pronto, formar filamentos blancos, que suben muy arriba en el árbol y dan origen a los esporos.
Este hongo, aunque se encuentra también sobre madera muerta, tiene predilección por los árboles vivos y sanos, sobre todo pinos y castaños, a los cuales perjudica enormemente. El hongo de miel, si invade un bosque, puede provocar una verdadera catástrofe.
Hay ciertas plantas que son parásitas de las raíces.
La más espectacular de ellas es, sin lugar a dudas, la Rafflesia arnoldi, que se encuentra en los bosques de Sumatra y que produce las flores más grandes del mundo. La ilustración permite imaginar el tamaño de la flor, que está dibujada proporcionalmente al tamaño del indígena de talla normal.
Sir Stamford Raffles y el doctor Arnold descubrieron esta flor parásita, que crece entre las raíces retorcidas de las plantas trepadoras. No hay ninguna hoja y la flor sale de las raíces de la planta nutricia. El diámetro de la flor puede ser de 1 m., en tanto que la parte interior, que contiene los estambres, mide hasta 30 cm.
Los pétalos tienen un espesor que varía de 1 cm. a 2 1/2 cm. Son pulposos y tienen un color carne y amarillo con motas. Los capullos no abiertos parecen repollos y necesitan hasta un mes para alcanzar su tamaño normal. Estas flores gigantes se marchitan al cabo de varios días y despiden un olor desagradable, que atrae gran cantidad de moscas, que aseguran la fecundación. Pesa alrededor de 7 kg.
El micelio o parte vegetativa de los hongos no se encuentra solamente en el suelo, sino también y sobre todo en las ramas, en las cepas y en los troncos de todos los árboles, vivos o muertos, particularmente entre la madera y la corteza.
Después de algunos años, el micelio forma ramificaciones luminiscentes, que probablemente son las que han dado origen a las leyendas sobre luces misteriosas en el bosque. Esas ramificaciones pueden parecer muertas durante años, y luego, de pronto, formar filamentos blancos, que suben muy arriba en el árbol y dan origen a los esporos.
Este hongo, aunque se encuentra también sobre madera muerta, tiene predilección por los árboles vivos y sanos, sobre todo pinos y castaños, a los cuales perjudica enormemente. El hongo de miel, si invade un bosque, puede provocar una verdadera catástrofe.
Hay ciertas plantas que son parásitas de las raíces.
La más espectacular de ellas es, sin lugar a dudas, la Rafflesia arnoldi, que se encuentra en los bosques de Sumatra y que produce las flores más grandes del mundo. La ilustración permite imaginar el tamaño de la flor, que está dibujada proporcionalmente al tamaño del indígena de talla normal.
Sir Stamford Raffles y el doctor Arnold descubrieron esta flor parásita, que crece entre las raíces retorcidas de las plantas trepadoras. No hay ninguna hoja y la flor sale de las raíces de la planta nutricia. El diámetro de la flor puede ser de 1 m., en tanto que la parte interior, que contiene los estambres, mide hasta 30 cm.
Los pétalos tienen un espesor que varía de 1 cm. a 2 1/2 cm. Son pulposos y tienen un color carne y amarillo con motas. Los capullos no abiertos parecen repollos y necesitan hasta un mes para alcanzar su tamaño normal. Estas flores gigantes se marchitan al cabo de varios días y despiden un olor desagradable, que atrae gran cantidad de moscas, que aseguran la fecundación. Pesa alrededor de 7 kg.