Extracción del perfume de las flores de jazmín
EL mejor sistema para extraer la esencia de las flores de jazmín consiste en someterlas a un proceso de maceración en una materia grasa. El principio de la operación reside en la propiedad que poseen los cuerpos grasos de absorber ávidamente las materias odoríferas.
La forma de trabajar, en teoría, es muy simple: se coloca la grasa en un vaso de porcelana o en un recipiente de hierro enlozado, y se calienta al baño-maría hasta unos 40° C, vigilando para no pasar de una temperatura máxima de 50°.
Las flores de jazmín se envuelven en bolsitas de gasa o de una tela de algodón de malla rala y se las suspende en medio de la grasa, dejándolas en maceración durante 24 a 48 horas.
Frecuentemente el procedimiento es reducido a arrojar las flores en la grasa disuelta, revolviendo después con una espátula de madera. Se tamiza el producto, prensando las flores para no perder nada de la grasa; el proceso se repite unas 15 veces, poniendo en cada una de ellas nuevas flores frescas, pero usando siempre el mismo medio graso. En esta forma se llega a la obtención de una grasa muy odorífera.
EL mejor sistema para extraer la esencia de las flores de jazmín consiste en someterlas a un proceso de maceración en una materia grasa. El principio de la operación reside en la propiedad que poseen los cuerpos grasos de absorber ávidamente las materias odoríferas.
La forma de trabajar, en teoría, es muy simple: se coloca la grasa en un vaso de porcelana o en un recipiente de hierro enlozado, y se calienta al baño-maría hasta unos 40° C, vigilando para no pasar de una temperatura máxima de 50°.
Las flores de jazmín se envuelven en bolsitas de gasa o de una tela de algodón de malla rala y se las suspende en medio de la grasa, dejándolas en maceración durante 24 a 48 horas.
Frecuentemente el procedimiento es reducido a arrojar las flores en la grasa disuelta, revolviendo después con una espátula de madera. Se tamiza el producto, prensando las flores para no perder nada de la grasa; el proceso se repite unas 15 veces, poniendo en cada una de ellas nuevas flores frescas, pero usando siempre el mismo medio graso. En esta forma se llega a la obtención de una grasa muy odorífera.
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